· Equipo Factum · Mejora Continua · 2 min read
El sistema lo tenía todo, excepto uso: cuando la complejidad impide mejorar
Algunos sistemas parecen completos, pero no se usan. En gestión, la simplicidad no es una limitación es la condición para que las cosas sucedan.
Todo estaba implementado. Pero nadie lo utilizaba
Una planta mediana de manufactura había invertido en un sistema de gestión integral. Contaba con módulos, dashboards, reportes, roles, matrices. Todo. Sobre el papel, era ideal.
Sin embargo, en el piso de planta nadie lo usaba. Ni supervisores, ni operarios, ni técnicos. Las acciones quedaban sin seguimiento, lo urgente opacaba lo importante, y las decisiones se seguían tomando “a oído”.
El problema no era el sistema. Era su complejidad
La herramienta resultó excesiva: demasiados clics, pantallas, permisos. Demasiado alejada de la realidad operativa.
Lo que debía facilitar la gestión, se transformó en una carga adicional.
En palabras del jefe de producción:
Si tengo que parar 10 minutos para cargar un problema, no lo cargo.
La simplicidad es el habilitador de la gestión real
Con la implementación de Factum Ticket, la dinámica cambió. No porque el sistema ofreciera más funcionalidades, sino porque hacía lo necesario, de forma simple:
- Un botón.
- Una foto.
- Una descripción.
- Y el hallazgo quedaba registrado.
En solo dos semanas, se cargaban 10 veces más hallazgos que antes. Porque ahora, era posible hacerlo.
Lo sofisticado no es lo complejo. Es lo que funciona
Como bien resume la frase:
“La simplicidad es la máxima sofisticación.”
Factum no busca parecer grande. Busca funcionar en la realidad operativa.
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